miércoles, 20 de junio de 2012

Donde el tiempo no corre



Vivimos con demasiadas prisas. Desde el crepúsculo hasta el ocaso, desde el primero hasta el último rayo de sol, cabalgamos a lomos del estrés. Enajenados. Sometidos a la dictadura del minutero. De ahí esa necesidad vital que muchos tenemos de romper inercias. De buscar esos refugios de paz que nos concilian con nuestro verdadero yo. Jerez del Marquesado, un pueblo apacible situado en la vertiente norte de Sierra Nevada, es uno de esos remansos de tranquilidad al que, sin quererlo, siempre terminamos huyendo. Pasendo por sus calles angostas me topé con esta señora, concentrada, ovillando con quietud la enjuta hebra del tiempo.

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