Tomaba un gin tonic en buena compañía. Bromas, risas, conversación distendida. El ambiente propicio para mirar y ser mirado. La atmósfera ideal para romper barreras. Busqué el tesoro debajo de la mesa. Lo encontré. Al principio con disimulo; después no. Sus bellísimas piernas, sus uñas cuidadosamente pintadas de rojo pasión, me deslumbraron. Me erotizaron... una vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario